CEREBRO: IMAGINA-ON
No hay computadora en el mundo que se
iguale a nuestro cerebro, aún siendo
este utilizado en un escaso 10% por la
inmensa mayoría de las personas. Es gracias a él que somos seres humanos y nos
hacemos conscientes de ello porque en su “materia gris” se posibilita la feliz
unión de dos elementos; impulso e ideación.
Los impulsos eléctricos que facilitan
las ideas en nuestro cerebro hacen posible la razón, canal y fundamento de la conciencia propia y necesaria para hacer
posible la vieja sentencia socrática: "una
vida sin razonamiento es indigna del hombre".
También la imaginación se desarrolla en
nuestro cerebro y su complejo mecanismo nos es del todo conocido, pero la
imaginación es básicamente una “re-presentación”, una nueva presentación de
imágenes elaborada (parece ser) en el hemisferio derecho del cerebro humano.
Mediante esa nueva presentación iconográfica elaborada por la imaginación, se
hacen posibles diversas formas de ordenación de las realidades y,
consecuentemente, su posterior modificación, transformación, alteración,
etc. Sin la “re-presentaciones” que
constituyen la imaginación, no sería posible ningún tipo de conocimiento.
Podríamos decir que la imaginación es el “start” o el “on” que pone en marcha el
proceso creativo y mismo facilitar la posibilidad individual de organizar y
reorganizar las percepciones, las experiencias, de alterar nuestras visiones,
de poder ver el mundo de forma distinta, de facilitar una visión más clara de
los problemas así como de poder buscar estrategias y soluciones ante los
problemas diarios.
Aunque no lo suficiente, el ser humano
piensa y su pensar se rige por leyes que la imaginación construye. Así,
podríamos decir que el razonamiento del pensamiento es también producto de la extraordinaria
fuerza creadora de la imaginación. No hay creación posible sin antes ser
procesada por la imaginación. Es a posteriori de la idea imaginada cuando
podrán ser elaborados los bocetos, los planos o los mapas que faciliten la
ejecución de las ideas; sin imaginación no hay progreso posible.
Mingos Teixeira