ANALFABETOS VISUALES
Vivimos en la era de la comunicación visual. En la última centuria el ser humano se ha dotado de numerosos inventos que posibilitan esa comunicación: televisión, ordenador, fax, satélites, etc. Artilugios que hacen posible transmitir y recibir imágenes casi en tiempo real.
Esa profusión de medios técnicos, que en teoría facilitan una mayor información y conocimiento sobre el lenguaje visual, contrasta, paradójicamente, con el generalizado analfabetismo visual que profesamos en nuestra sociedad.
Esta afirmación que a bote pronto puede parecer un poco subida de tono, puedo constatarla diariamente en mi actividad como educador en materia plástico-visual en numerosos centros educativos. Nuestros discentes, a niveles de once, doce, trece y más años, saben muy bien manejar un ordenador, mantener una video-conferencia con sus antípodas o el nombre en inglés del último video juego de moda pero, al mismo tiempo, desconocen las palabras y el significado de icono, analogía o información objetiva, por poner algunos ejemplos.
Puestos a buscar “culpables” de esa ignorancia visual, sería muy fácil citar a docentes y educadores como principales responsables de ese estado de cosas. Pero, aunque toda la sociedad, por error u omisión, gozamos del mismo nivel de desidia en esta materia, no son los educadores a nivel individual, sino los políticos y los tecnócratas del ministerio de turno quienes a través de sus continuas y desafortunadas reformas educativas, realizan sin éxito continuos cambios que ignoran la educación visual.
Hoy por hoy, la educación plástico-visual continua siendo una “materia residual” en los planes de estudio, una denostada “maría” que por no tener, no tiene educadores preparados para impartir los escasos minutos concedidos en el currículo escolar.
Es de sospechar que detrás de todo esto existe “algún poder” al que no le interesa cambiar ese estado de cosas. Algún grupo oligárquico al que le resulta más rentable la existencia de una población ignorante en materia de comunicación visual porque, de ese modo, podrán seguir manipulando la información, seguirán teniendo dóciles consumidores para su causa consumista y engordar consecuentemente sus “vacas suizas”. No existe, además, ningún frente crítico ante esas imposiciones visuales que originan en gran medida males como el consumo de drogas llamadas tabaco o alcohol, o ese otro ideal estético de “esqueletos vivientes” origen de la anorexia y la bulimia y un largo etcétera difícil de condesar en este espacio. Una manipulación visual causante también de hacernos vivir en un frenético ir y venir de mensajes visuales que frenan nuestra capacidad de distinguir entre la realidad de la imagen y la imagen de la realidad.
Sí, evidentemente, la invención de aparatos que permiten la reproducción y transmisión de imágenes en movimiento inauguró la era de la “comunicación visual” y posibilitó con ello innumerables avances científicos y tecnológicos, pero por otro lado, la ignorancia visual y el mal uso de esos medios, permiten la propagación de un culto voyeurista a las imágenes de un nuevo ser, el “Homo Telespectador”: manipulado, seducido e ignorante de los verdaderos fines de todo ese empacho visual.
Mingos Teixeira
viernes, 28 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
CRISIS, SOCIEDAD Y CREATIVIDAD.
En este mundo actual que nos ha tocado vivir, nuestros problemas son cada día más diversos y su complejidad aumenta sistemáticamente por los constantes, vertiginosos e impredecibles cambios. Los retos a los que nos enfrentamos exigen nuevos e imaginativos planteamientos que nos ayuden a afrontarlos sin caer en el desánimo.
Por otro lado, el nivel de competencia demandado por esa misma sociedad, exige también un pensamiento distinto que sobresalga del común denominador, máxime cuando ahora vivimos un tiempo de crisis a nivel económico. Suele decirse, con razón, que los periodos de crisis son buenos caldos de cultivo para la creatividad porque esta se dispara al amparo del cambio, la caída de las viejas estructuras y de los modelos sociales que han demostrado su ineficacia. De hecho podemos decir que, dentro de lo malo, no todo lo que nos dejan los tiempos de crisis es miseria. Las crisis pueden ser una buena oportunidad para aportar nuevas y valiosas ideas, tanto a nivel individual como colectivo.
Hoy por hoy la creatividad representa un tema de fundamental interés para todo el mundo. A partir de su estudio ha quedado desacralizada, desmitificada y se ha democratizado. Ahora sabemos que la creatividad no se debe a una inspiración divina. Cada vez más, se va imponiendo un significado de creatividad más accesible para todos y sobre todo, una virtud susceptible de ser desarrollada. El reino de la creatividad es amplio y poliédrico, se abre para todos, individuos y colectividades, la esperanza de expresarse y de resolver problemas a través de pequeñas y grandes creaciones de todo tipo. Debemos valorar no sólo las grandes creaciones trascendentes y excepcionales, sino también las actividades cotidianas modestas tan necesarias para la vida laboral, social e individual, porque vivir es un arte, el arte más complejo y más apasionante y el único necesario para todos los seres humanos, ya que la originalidad de un ser humano brilla no en las cosas que hace, sino en el modo en que las hace.
Mingos Teixeira
En este mundo actual que nos ha tocado vivir, nuestros problemas son cada día más diversos y su complejidad aumenta sistemáticamente por los constantes, vertiginosos e impredecibles cambios. Los retos a los que nos enfrentamos exigen nuevos e imaginativos planteamientos que nos ayuden a afrontarlos sin caer en el desánimo.
Por otro lado, el nivel de competencia demandado por esa misma sociedad, exige también un pensamiento distinto que sobresalga del común denominador, máxime cuando ahora vivimos un tiempo de crisis a nivel económico. Suele decirse, con razón, que los periodos de crisis son buenos caldos de cultivo para la creatividad porque esta se dispara al amparo del cambio, la caída de las viejas estructuras y de los modelos sociales que han demostrado su ineficacia. De hecho podemos decir que, dentro de lo malo, no todo lo que nos dejan los tiempos de crisis es miseria. Las crisis pueden ser una buena oportunidad para aportar nuevas y valiosas ideas, tanto a nivel individual como colectivo.
Hoy por hoy la creatividad representa un tema de fundamental interés para todo el mundo. A partir de su estudio ha quedado desacralizada, desmitificada y se ha democratizado. Ahora sabemos que la creatividad no se debe a una inspiración divina. Cada vez más, se va imponiendo un significado de creatividad más accesible para todos y sobre todo, una virtud susceptible de ser desarrollada. El reino de la creatividad es amplio y poliédrico, se abre para todos, individuos y colectividades, la esperanza de expresarse y de resolver problemas a través de pequeñas y grandes creaciones de todo tipo. Debemos valorar no sólo las grandes creaciones trascendentes y excepcionales, sino también las actividades cotidianas modestas tan necesarias para la vida laboral, social e individual, porque vivir es un arte, el arte más complejo y más apasionante y el único necesario para todos los seres humanos, ya que la originalidad de un ser humano brilla no en las cosas que hace, sino en el modo en que las hace.
Mingos Teixeira
jueves, 24 de septiembre de 2009
ARTE PARA SUMERGIRSE EN OTRAS DIMENSIONES
ARTE PARA SUMERGIRSE EN OTRAS DIMENSIONES
Al citar una obra de arte, un cuadro famoso, habitualmente pensamos en ella por el goce estético que nos provoca. Raramente lo hacemos en otras de sus posibles funciones tal que son las de enriquecernos intelectualmente o como revulsivo en posturas combativas. Es decir, vemos el arte como objetos estéticos y no como elementos para actitudes receptivas o críticas ni como documentos históricos o incluso de acentuados contenidos morales.
El placer estético sensorial que nos produce esa obra artística tiene muy en cuenta el gusto de la persona receptora de esa sensación y suele expresarse en términos de aceptación o rechazo conforme a sus valores, empero, las obras de arte, a menudo, se expresan también desde otros presupuestos además de los estéticos, atesorando en su interior, significados, historias, intenciones e incluso algún que otro misterio para descifrar.
Al situarnos ante una obra artística, cada uno tendrá una mirada diferente que, evidentemente, ayudará a enriquecerla pero, esa mirada es parcial y por ello debemos intentar analizar otros factores que, además de ayudarnos a comprender su belleza estética, nos pueden sumergir en otras dimensiones como las éticas debido a su valor testimonial o documental, por el mensaje o la carga psicológica y, en definitiva, por llevar implícita la posibilidad de enriquecernos humanamente y así poder dar cumplida respuesta a los interrogantes que planteara el sociólogo norteamericano Lewis Mumford: ¿Por qué hemos llegado a ser dioses en cuanto tecnólogos, y semejantes demonios en cuanto seres morales, superhombres en la ciencia e idiotas en la estética –idiotas en el significado griego de aislados-, incapaces de comunicarse entre ellos y de entenderse unos con otros?.
Al citar una obra de arte, un cuadro famoso, habitualmente pensamos en ella por el goce estético que nos provoca. Raramente lo hacemos en otras de sus posibles funciones tal que son las de enriquecernos intelectualmente o como revulsivo en posturas combativas. Es decir, vemos el arte como objetos estéticos y no como elementos para actitudes receptivas o críticas ni como documentos históricos o incluso de acentuados contenidos morales.
El placer estético sensorial que nos produce esa obra artística tiene muy en cuenta el gusto de la persona receptora de esa sensación y suele expresarse en términos de aceptación o rechazo conforme a sus valores, empero, las obras de arte, a menudo, se expresan también desde otros presupuestos además de los estéticos, atesorando en su interior, significados, historias, intenciones e incluso algún que otro misterio para descifrar.
Al situarnos ante una obra artística, cada uno tendrá una mirada diferente que, evidentemente, ayudará a enriquecerla pero, esa mirada es parcial y por ello debemos intentar analizar otros factores que, además de ayudarnos a comprender su belleza estética, nos pueden sumergir en otras dimensiones como las éticas debido a su valor testimonial o documental, por el mensaje o la carga psicológica y, en definitiva, por llevar implícita la posibilidad de enriquecernos humanamente y así poder dar cumplida respuesta a los interrogantes que planteara el sociólogo norteamericano Lewis Mumford: ¿Por qué hemos llegado a ser dioses en cuanto tecnólogos, y semejantes demonios en cuanto seres morales, superhombres en la ciencia e idiotas en la estética –idiotas en el significado griego de aislados-, incapaces de comunicarse entre ellos y de entenderse unos con otros?.
domingo, 23 de noviembre de 2008
ARTILUGIOS PRODUCTORES DE IMÁGENES
Nuestros niños y jóvenes se ven permanentemente rodeados de artilugios tecnológicos productores de imágenes. Así, televisiones, vídeos, consolas, ordenadores, móviles y un largo etcétera más de aparatos, acaparan casi todo su interés, condicionándolos y llegando a influir, cuando no manipular, sus modos de actuación.
Como educador en contacto permanente con niños y jóvenes desde hace algo más de veinte años, vengo observando el progresivo deterioro educativo de nuestros vástagos. Quizás el motivo no pueda ser explicado desde un único ángulo y muy probablemente tenga que ver con la progresiva desatención de la socialización primaria en el seno familiar, en la propia concepción de familia, en el cambio de valores sociales, en la insuficiente autoridad del profesorado, etc. etc. pero pocas veces se levantan voces contra ese otro factor que supone las constantes invitaciones dirigidas a niños y jóvenes hacia el consumo tecnológico y la estética imaginaria que acompaña ese "nuevo orden".
El hecho de que nuestros hijos actualmente lleguen a secundaria sin saber leer o escribir, sin entender lo que están leyendo, o que en los últimos años se haya triplicado el índice de fracaso escolar, que la OCDE sitúe a nuestros niños y niñas por debajo de la media en capacidad de lectura, en matemáticas o en estudios científicos, es una consecuencia de muchos factores pero, a mi entender, la excesiva virtualidad iconográfica y el discurso mediático que sobrepone el espectáculo al rigor expositivo ayudan sobremanera a promover la pasividad mental a idiotizar y a neutralizar la capacidad cognoscitiva de quienes caen en la fascinación de la imagen cambiante y la seducción de sus efectos virtuales, especialmente la de aquellos más vulnerables por ser más receptivos; los niños y los jóvenes.
Es responsabilidad de toda la sociedad analizar en profundidad de qué manera están influyendo los discursos audiovisuales promovidos a través de los artilugios productores de imágenes en nuestros niños y niñas antes de que sea demasiado tarde y ese nuevo "orden homogenizador" se alce definitivamente como instrumento de dominación social mediante la conversión de personas críticas en consumidores pasivos, objetivo último de las "seductoras imágenes".
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